Preferencias sexuales: Por qué son tan importantes
Las preferencias sexuales desempeñan un papel muy importante porque nos ayudan a reconocer y vivir nuestros propios deseos. Quizá te preguntes por qué este tema es tan importante. La respuesta es que todos tenemos fantasías únicas que pueden enriquecer nuestra vida cotidiana. Explorar conscientemente tu lado erótico puede aumentar tu autoconfianza y profundizar en tus relaciones. Muchas personas sólo descubren tarde qué facetas les gustan realmente. A menudo esto se debe a que apenas hablan de sus preferencias sexuales o no se atreven a probar cosas nuevas.
Puede ser muy liberador tratar abiertamente con tu propia lujuria. Puedes sentir cómo reacciona tu cuerpo cuando experimentas una caricia determinada con especial intensidad. Te das cuenta de si te excitan los juegos de rol, los masajes tiernos o quizás cosas completamente distintas. Conocer y aceptar tus preferencias sexuales no significa poner toda tu vida patas arriba. Sólo significa que asumes tu derecho al placer y defines conscientemente los límites.
Preferencias sexuales: ¿Dónde empiezan?
Las preferencias sexuales suelen comenzar en la imaginación. Imaginas determinadas situaciones o te sorprendes a ti mismo pensando cosas que te excitan. Quizá ves una escena de una película y sientes un cosquilleo. O te das cuenta de que una determinada ropa te resulta muy atractiva. Pequeños indicios como éstos te muestran en qué dirección podrían desarrollarse tus intereses eróticos. Si no reprimes estos impulsos, irás descubriendo poco a poco tus deseos secretos.
Algunas personas piensan que son aburridas porque no creen tener preferencias sexuales fuera de lo común. Pero incluso los deseos más sencillos, como largos preliminares o chisporroteantes conversaciones a la luz de las velas, pueden ser totalmente satisfactorios. No hay nada bueno ni malo, siempre que todo sea consentido y seguro. Si analizas detenidamente tus deseos secretos, podrás averiguar si hay algún tema pervertido en particular que te atraiga. Echa un vistazo a nuestra guía BDSM para principiantes si buscas más inspiración.
Por qué a menudo nos avergonzamos de nuestras preferencias sexuales
Las preferencias sexuales son a veces tabú porque mucha gente cree que son demasiado extravagantes o inusuales. En nuestra sociedad, a menudo existen ideas arraigadas sobre lo que es normal. Cualquiera que se salga de la línea puede ser condenado. Pero la vergüenza nos bloquea a la hora de probar cosas nuevas o expresar nuestros deseos. Sin embargo, todos tenemos derecho a desahogarnos de forma consentida.
Las personas que tienen miedo al rechazo suelen ocultar sus inclinaciones o dudan mucho en hablar de ellas. Como resultado, las parejas se quedan a oscuras y surgen malentendidos. Muchas parejas quieren experimentar, pero ninguna se atreve a dar el primer paso. Sin embargo, si te abres, te darás cuenta de que las preferencias sexuales suelen recibir comprensión. Puede que incluso descubráis que la otra persona alberga fantasías similares, lo que os unirá aún más.
Compartir tus preferencias sexuales con tu pareja
- Comunicación abierta
Explica a tu pareja en un ambiente tranquilo qué fantasías te excitan. Utiliza un lenguaje relajado e intenta no crear tabúes. - Comportamiento respetuoso
Asegúrate de reconocer las preferencias de la otra persona. Nadie debe sentirse presionado a participar en nada. - Da pequeños pasos
Empieza con variaciones más fáciles y ve aumentando a medida que ambos desarrolléis la curiosidad. Probad juntos nuevas ideas. - Da tu opinión
Después de probarlo, dinos qué ha ido bien o dónde te gustaría ver más intensidad. - No te decepciones
Si una idea no funciona, considérala una experiencia y busca alternativas.
Compartir las preferencias sexuales puede ser excitante y liberador. En cuanto os atrevéis a hablar de ello, a menudo os dais cuenta de que ambos queréis darle un toque picante a vuestra vida amorosa. Esto elimina las inhibiciones, porque ninguno de los dos está ya rumiando en silencio. Haz caso a tu instinto y no dejes que nadie te convenza de hacer algo que te parezca desagradable. Del mismo modo, no debes empujar a la otra persona a situaciones desconocidas. La franqueza se basa en la confianza, y eso fortalece toda relación.
¿Qué hacer cuando las preferencias divergen?
A veces tus preferencias sexuales no coinciden con las de tu pareja. Esto puede ser frustrante porque tú quieres más acción mientras que tu pareja prefiere el romanticismo. O sueñas con aventuras al aire libre mientras tu pareja prefiere acurrucarse bajo las sábanas. Estas diferencias son normales, porque todos tenemos necesidades individuales. Lo importante es encontrar compromisos y ser realistas. No puedes esperar que tu pareja comparta todas tus preferencias, pero tal vez pueda encontrarse un término medio.
Con paciencia y creatividad, a menudo podéis descubrir nuevos enfoques que os gusten a los dos. Probad por turnos vuestras ideas o ampliad vuestras fantasías de forma lúdica. Quién sabe, quizá descubras algo que te excite aún más de lo que pensabas. Al mismo tiempo, tu pareja podría darse cuenta de que disfruta con algunas prácticas. Si no podéis encontrar un denominador común, aun así deberíais hablar de soluciones alternativas. En algunos casos, las aperturas consensuadas en una relación pueden ayudar, para que cada uno pueda vivir sus inclinaciones.
Explorar las preferencias sexuales en solitario
No todo el mundo tiene pareja enseguida o quiere experimentar en pareja. También puedes explorar tus preferencias sexuales en solitario, por ejemplo con juguetes sexuales o cine imaginativo en la cabeza. Algunas personas organizan la velada con velas y música para crear un ambiente romántico. Otros confían en vídeos o fotos descaradas para avivar su imaginación. La ventaja: no tienes que conformarte con nadie y puedes seguir tu propio camino.
Este autodescubrimiento agudiza la conciencia de tu cuerpo, porque te das cuenta más rápidamente de lo que te excita. También puedes probar nuevos juguetes o plantearte ciertas fantasías sin involucrar a nadie más. No te sientas culpable si te apetece hacerlo solo. La masturbación es sana y te permite comprender mejor tus deseos. Esto te enseñará a aceptar tus preferencias sexuales antes de compartirlas con los demás.
Respeta los límites y mantén el respeto
A pesar del placer de la experimentación, nunca debemos olvidar que la seguridad y el respeto son prioritarios. Las preferencias sexuales deben proporcionar placer y no causar lesiones. Si te sientes incómodo en una situación, rompe con ella. Habla si algo no va bien. Lo mismo se aplica a las necesidades de tu pareja. Aunque tengáis la tentación de hacer algo nuevo, siempre debéis estar atentos a los sentimientos del otro. Wikipedia te ofrece una visión general de los temas básicos relacionados con la sexualidad.
El acuerdo mutuo es lo más importante. Si conocéis y aceptáis vuestros límites, evitaréis conflictos a largo plazo o estrés emocional. Al fin y al cabo, el sexo consiste en divertirse y acercarse. Busca señales claras de si tu pareja te sigue el juego o se pone tensa. Si hay incertidumbre, una conversación aclaratoria ayudará más que seguir obstinadamente. Las preferencias sexuales sólo son maravillosas si excitan a ambas partes.
Las preferencias sexuales hacen la vida más colorida
Las preferencias sexuales son tan diversas como los propios seres humanos. Que vivas fantasías inofensivas o que te interesen las perversiones salvajes depende totalmente de ti. Lo importante es que aceptes tus deseos y los afrontes abiertamente. Habla con tu pareja, busca compromisos o descúbrete a ti mismo en solitario. Cualquier forma de experimentación puede enriquecer tu vida amorosa, siempre que estéis de acuerdo y os respetéis mutuamente.
Explora tus fantasías sin miedo a ser juzgado. Te sorprenderá lo liberador que puede ser. Quizá llegues a conocer facetas de ti mismo que antes habías reprimido. Eso es precisamente lo que lo hace tan atractivo: Tu erotismo siempre puede reinventarse. Si comprendes que las preferencias sexuales no son una desgracia, sino una expresión de tu personalidad, podrás disfrutar del placer de forma mucho más consciente.